Publicado el 11 de abril de 2025
Créditos: Escuela de Enfermería CHRISTUS MUGUERZA - UDEM
La Semana Santa es un momento de introspección, esperanza y renovación espiritual. Es también una ocasión propicia para recordar los fundamentos de la enfermería como profesión profundamente humana y solidaria. A través de la historia, el cuidado de los enfermos ha estado vinculado al amor al prójimo, el consuelo y la misericordia, valores arraigados en el mensaje de Jesucristo. Por ello, en esta temporada, queremos compartir contigo un extracto que explora la conexión histórica entre la enfermería y el cristianismo.
“Y en cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: ‘Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.'”
(Lucas 10, 8-9)
La evolución del cuidado enfermero está estrechamente ligada a la consideración del concepto de salud-enfermedad que ha caracterizado cada momento histórico. Según Colliere (1993) en su libro Promover la vida, de la práctica de las mujeres cuidadoras a los cuidados de enfermería esta evolución puede ser descrita en cuatro etapas: doméstica, vocacional, técnica y profesional.
La primera etapa, la doméstica, se desarrolla en el periodo que comprende desde las primeras civilizaciones, pasando por el nacimiento del Cristianismo, hasta la caída del imperio Romano.
Para los incipientes cristianos, la enfermedad representaba una oportunidad de vida, que suponía la imitación de la vida de Jesús, al identificarse con el sufrimiento de su Pasión. De este modo, los cristianos tenían la obligación de asistir al enfermo, imitando lo que fue la práctica cotidiana en la vida pública de Jesús. La enfermedad se entendió como una gracia recibida y un modo de redención.
Por su propia ideología, el Cristianismo fomenta la introducción del consuelo en la asistencia del enfermo y al moribundo, y con ello se conseguía ganar el cielo. La filosofía cristiana pugna por que las personas dejen de preocuparse de sí mismas y se ocupen de forma altruista de servir a los demás. De esta forma, los aspectos como el amor al prójimo, la caridad, la misericordia y el servicio desinteresado al menesteroso llegaron a la mente de las personas, en un intento de imitar a Jesucristo. Nació así el cuidado de los enfermos como obra de misericordia, ejemplo de ello es la Parábola del Buen Samaritano (Lucas 10,30-36).
Fuente: Historia de la enfermería : evolución histórica del cuidado enfermero / María Luisa Martínez Martín, Elena Chamorro Rebollo.
En esta Semana Santa, te invitamos a reflexionar sobre el valor de tu vocación. Que el servicio que brindas a los demás, inspirado por los ideales de amor, entrega y compasión, continúe siendo un reflejo vivo de los valores que dieron origen a esta noble profesión.